Desde aquella noche contemplo, sólo durante algunos días del verano, el mismo proceso ya más confiada, habiendo aprendido que un nacimiento conlleva grandes dosis de emoción, de incertidumbre y de grandeza.
El cuadro que véis está relacionado con este recuerdo, y por supuesto se titula, Nacimiento de la luna.
Para ilustrar la escena tomé como modelo las vistas que reflejan las fotos. La iluminación elegida para el cuadro, bastante irreal, intenta describir la teatralidad del momento y también mi emoción.


