Del espacio al cuadro

 Como siempre el paisaje de Canseco, con luz de mañana.

 Luz de mañana, Óleo sobre tabla, 100x100 cm.  2011.


¿Cómo abordar el planteamiento de un cuadro cuyo origen visual es la realidad objetiva? :

1. Conservando las proporciones espaciales y colorísticas del original. 
2. Aplicando sutiles cambios respecto al color y la forma. 
3. Aplicando notables cambios en los ritmos, proporciones espaciales y gamas de color.
4. Desvirtuando en su totalidad la sensación del espacio objetivo, con la finalidad de conseguir una abstracción plástica.

Aun atrayéndome todas las variantes estilísticas, porque cada una de ellas contiene un mundo infinito de emociones y posibilidades, creo que mi sentir se mueve dentro de la tercera opción.

Cuando pinto apelo a las bondades de un cubismo "mío" generis, que me permite expresar plásticamente el sentimiento de no poder aprehender sino pequeños fragmentos de la vivencia. Y la vivencia abarca desde la comunicación con las entidades físicas a los diversos planos de las relaciones humanas.

Esta es la emoción que preside todo cuanto pinto: Cuando parece que estoy comprendiendo alguna parcela del saber o del sentir, en un instante se desmorona mi arquitectura. Adquiere vida propia y se muta en otra densidad, y se desplaza de plano en plano. Se convierte en azogue y se alea misteriosamente con otros elementos, que me arroban con su nueva apariencia, y que en no pocas ocasiones causan dolor y quebranto.

Pienso pues, que es esta emoción la que determina en mis representaciones esos cambios de plano, en los que las formas y los colores pierden la estructura de sus adyacentes, creando interespacios que contienen su propio universo.  Todo en continuo movimiento, todo inabarcable. Hasta el final del cuadro.