Dos o tres noches de verano en la montaña de
León, la luna llena envuelve el paisaje con una luz intensa, teatral,
que estremece, sobre todo cuando se experimenta el acontecimiento por
primera vez. A mí me ha tocado el
espíritu y me ha inspirado para pintar los cuadros que os enseño. Son
todos del 2008. Ahora, cuatro años después, recordando la fuerte
impresión del último verano durante el ciclo de la luna llena cuando me
levanté una noche alarmada pensando que había fuego en el pueblo,
intento retomar el tema, para desde mi actual mirada, trabajar una nueva
serie de "Nocturnos con luna llena".
Esta vista se ha convertido en un referente de
mi obra. La contemplo y me invita a reflexionar, a dimensionar la
poética de la representación pictórica, a filosofar. En estos cuadros
podéis ver algunas de las atmósferas que he ido captando a través de mis
diálogos con la luz y las formas, con los días y con el aire.
Por orden lineal se titulan: "Casa con montaña y andamio", "Luz
geométrica", "Casa adentro", "No hagas preguntas", y "Luz de tarde".
Desde
una mirada poética veo cómo se desdibujan los perfiles del paisaje y
las formas adquieren nuevas apariencias, libres de la materia que las
aprisiona. Es la sensación que intento transmitir en estos cuadros. Se titulan por orden: Día alegre, Casas abiertas a la
noche, Casa azul y transparente, y Casas que se asoman y un poco de
cielo.
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